"Tanto tiempo, entre tanta oscuridad
buscando una esperanza
hasta que me di cuenta que alli siempre hubo una luz
que venia de mi" Wolfgirl

martes, 31 de mayo de 2011

Ritsky cap 3

Angela se sentó en la parte baja de una de las cuchetas en su habitación, su nueva habitación.
Suspiro. Era nueva en Ritsky y realmente no entendía muy bien que debía hacer o porque estaba allí. Se estiro y su memoria volvió atrás.
Recordaba muy bien, era de noche y lo único que ella quería era algo de comida. Tiritaba de frió en la acera buscando algún idiota desprevenido para meter la mano en su bolsa y conseguir dinero.
Entonces vio su oportunidad: una chica menor que ella, una rubia que caminaba con aspecto distraído y que ni siquiera le miro... nadie le prestaba atención a los híbridos como Angela.
Como la chica acostumbraba, metió su mano con rapidez y disimulo su mano de largas uñas en el bolso de la rubia, pero antes de que lograra sacar el dinero que ya tenía entre sus dedos y seguir caminando con disimulo como si nada hubiese pasado, la chica asió su brazo con fuerza
-          No tan rápido, kitsune – repuso Alice
La rubia apretó con más fuerza el brazo de quien había intentado robarle, podía seguir hasta partírselo. Analizo a la chica: tez morena, cabello oscuro, enrulado y sucio, cola y orejas de zorro, harapos por ropa y unos sorprendentes y hermosos ojos claros. Menuda y escurridiza, una ágil ladrona.
                Alice se detuvo en las orejas de Angela unos cuantos segundos, sonrió. Esta chica mitad zorro era una kitsune, un híbrido. Los sueños de Alice se hicieron realidad.
-          ¿Necesitas comida? – pregunto Alice - ¿Dinero? ¿Aceptarías un techo?
Angela bajo la cabeza
-          ¿Tanto se nota?

Así era como Angela terminó allí, en aquel mal iluminado cuarto. Estaba muy agradecida en realidad, pero se sentía inquita, algo le decía que aquello no terminaría bien.
Un ruido sacó a Angela de sus pensamientos. La puerta se abrió, Luna y Sarta entraron a la habitación que de ahora en adelante, compartirían con Angela.
Sara seguía con la misma blusa desgarrada que dejaba ver su abdomen vendado, Luna le miraba preocupada de reojo, sentía su dolor. Sentía todo lo que le pasaba a Sara.
Las nekos miraron a su nueva compañera extrañadas. Angela se removió en su lugar incomoda.
La tensión casi se podía tocar
-          ¿Y tu...
-          ... quien mierda...
-          ...eres? – preguntaron Luna y Sara.
-          Yo... – empezó a decir Angela
-          Solo dinos... – interrumpió Sara.
-          ... quien te dio...
-          ... permiso de...
-          ... entrar a nuestra
-          habitación – terminaron al unísono.
-          Alice... la jefa me dijo que dormiría con ustedes – balbuceó Angela confusa por la extraña forma de hablar de sus nuevas compañeras.
Las gemelas se cruzaron de brazos y salieron de la habitación a la vez, Angela dudo un par de segundos antes de intentar seguirles.
Ya era tarde, las nekos ya se habían perdido en algún corredor adyacente. Por más que Angela intento seguirles no les encontró, la cede era como un interminable laberinto, en el cual Angela se perdió enseguida.
No sabía porque había tenido la estúpida idea de seguir a esas chicas. Suspiro. Se sentía una total idiota, sentía que esas chicas lo habían hecho por gusto y ahora estarían en algún lugar riéndose y pensando en cómo deshacerse de ella.
Realmente, Luna y Sara estaban echando humo mientras le contaban a los otros internos que había una nueva novata: un plan simple y seguro para quedarse sin compañera de habitación nuevamente.
Entonces mientras Angela pensaba en eso chocó contra alguien y calló de buses al suelo
-          Maldita sea – refunfuneó la chica.
Parado en el corredor frente a la kitsune mirándole seriamente estaba Ryo, no se molesto en ayudarla a pararse, se dio vuelta sin decir palabra.
-          Oye... – Angela le siguió - ¿Podrías bueno... ayudarme?
Los corredores estaban vacíos y sucios, un tubo eléctrico iluminaba el pasillo desde arriba. La luz no reveló la presencia de ninguna emoción en el rostro Ryo aunque su voz sonara algo cruel:
-          ¿Por qué?
-          Pues...
Ryo decidió ignorarla y comenzó a caminar sin mirar a Angela. Aun así, esta lo siguió. La mente del humano parecía desconectada de su cuerpo mientras doblaba por los corredores. Pese a todo, la condujo frente una puerta de aspecto pulcro, la única habitación en el segundo piso subterráneo con una puerta.
Angela avanzo hasta la puerta, Ryo se dio vuelta y se fue. Algo le decía a la kitsune que debía quedarse en esa habitación. Pronto mostraría que su sexto sentido estaba más que muy desarrollado.
Llamó a la puerta.
Risa Palmers abrió y miro a la chica que estaba en el corredor frente a ella
-          Debes ser Angela… la novata – la rubia sonrió – Soy Risa, un placer. Es algo bastante raro ver nuevos por aquí… pasa – dijo con un ademan
Ambas entraron a la enfermería, Risa estaba quemando en un pequeño plato metálico las gasas ensangrentadas que había usado para curar a Sara. Angela miro con curiosidad el plato y luego a Risa.
-          Escucha – la expresión de volvió algo sombría – vas a tener que ganarte la posición y respeto aquí. Así que… deberás luchar a muerte – al decir lo último sonrió tiernamente y le coloco un mechón de enrulado cabello a Angela tras la oreja.

domingo, 29 de mayo de 2011

Ritsky cap 2

En cuanto llegaron Franco les fulmino con la mirada dio media vuelta y se fue por uno de los corredores sin pronunciar palabra. Greg puso los ojos en blanco.
-          Traumado – farfullo el chico mientras avanzaban
Una bonita rubia corrió hacia ellos, llevaba una blusa demasiado grande para ella y unos vaqueros rasgados
-          ¿Qué sucedió?- pregunto dirigiéndose chicas
-          Fui a…  - comenzó Sara
-          … su misión… - acoto Luna
-          … logre cumplirla…
-          … pero a ahora mi nee-chan…
-          ..estoy lastimada – termino Sara
Risa Palmers asintió e intento llevar a Sara a la enfermería, claro no puedo despegarle de Luna así que las tres se fueron en dirección a la enfermería a través de uno de los múltiples túneles.
De nuevo, Greg critico la falta de autonomía de sus compañeras y luego de mirar fijamente la parte de baja de la espalda de Risa se dirigió a la oficina principal
La central era en opinión de Greg Victori era un lugar inmundo, se le era imposible llegar a su destino sin tropezarse con una rata al menos. Las paredes eren de sucia roca y agua se filtraba por ellas en algunos lugares.
Toda la central estaba bajo tierra, era una sucesión de túneles subterráneos. El pasillo principal, por el cual avanzaba Victori tenía un techo alto y las entradas a muchos túneles secundarios. Era la segunda estancia más alta y luminosa de la central de Ritsky. Todos los demás lugares eran oscuros, pequeños e inmundos.
El muchacho llego unas puertas dobles metálicas, introdujo un código en el panel a la derecha de la puerta y accedió a un pasillo. Los tubos de luz se prendían a medida que avanzaba y sus pasos creaban un eco que se perdia en la oscuridad.
Otra puerta, otro código. Greg ya estaba harto de tantos códigos de acceso. Sin contar que, sus paranoicos compañeros cambiaban el código cada semana.
Las puertas se deslizaron y le abrieron paso a la habitación más maravillosa de toda la cede. Las paredes eran de roca descubierta como las demás, pero, la cúpula que se abría ante Victori era de al menso 10 metros de alto y entre las rocas, se veían betas de oro puro y piedras preciosas.
La gran estancia tenía un escritorio de estilo antiguo y un cómodo sillón en el centro, también una enorme biblioteca. Ese lugar a demás de ser la oficina de la jefa de la organización Ritsky era su corazón económico, el mayor tesoro de la organización.
Alguien carraspeo.
Una joven estaba sentada en el sillón de cuero en el centro de la habitación. Observaba con serenidad y severidad a Greg a trabes de los cristales de sus anteojos.
Alice Rey’s era el cerebro y corazón de Ritsky. Su directora, él más poderoso y hábil interno de la organización. Era rubia de cabello lacio y sedoso, ojos claros que detonaban inteligencia. Un aire frió y decidido. Tenía una presencia espeluznante y firme. Era la perfecta líder, una chica perfecta y lo que más le molestaba a Greg de ella era que tenía tanta habilidad, tanto poder con apenas 12 años.
-          ¿Qué sucede? – pregunto Alice cordialmente mientras tamborileaba con sus dedos en el escritorio
-          Vengo a presentar el informe de la misión asignada a mi grupo... el grupo 11... señora – respondió Greg, fue como si el “señora” le hubiera dolido a Greg que se negaba a tenerle respeto a Alice
-          ¿Y?
-          Para cuando encienda el televisor, cada informativo del planeta hablara sobre la explosión masiva del “laboratorio” – aseguro Victori orgulloso -...señora
-          ¿Les vieron?
-          Así es... señora. Tal como ordeno, le enviamos un saludito de parte de Ritsy – seguía pareciendo que al chico que costaban esas formalidades, sobretodo porque Alice se las saltaba.
-          Bien – respondió Alice seria.
A esas alturas de su vida, ya ni ella creía que en algún momento había sido alegre, comprensiva y servicial. Alice ya no era la misma y lo sabía. Desde que era una verdadera niña regia sobre la organización más sucia del continente y eso cambia a cualquiera. Alice sentía que ya no volvería a sonreír.
      Greg inclino la cabeza por pura formalidad y apenas unos centímetros y se dispuso a irse, deseaba estar lo más lejos posible de Rey’s, no porque esta le intimidara o mucho menos, sino pues porque no podía soportar que una chica menor que él le diera ordenes de esa forma.
-          ¡Oye! – dijo Alice antes de que este se fuera – ¿Luna se encuentra bien?
Greg se dio vuelta y miro a Alice conteniendo el poner los ojos en blanco. El favoritismo que la líder por Luna le molestaba. Aunque en realidad no sabía la irónica, extraña y oscura razón que le respaldaba
-          La gemela sin anteojos – agregó enojada sabiendo que Greg entendía perfectamente de quien hablaba.
-          Risa está curado a Sara en la enfermería – dijo antes de salir de la oficina faltandole a Alice completamente el respeto

viernes, 27 de mayo de 2011

Ritsky cap 1

Esta es la historia que mi querida Angela me obliga a publicar...

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Sara sentía el corazón palpitando, un sudor frio que le recorría la espalda y una punzante herida a la altura de las costillas. Gadiante, corría como si su vida dependiera de ello, lo cual era verdad. Llego al fondo del pasillo y encontró su boleto de salida: un orificio en la gran puerta de acero al final del corredor.
“Como lo prometiste… gracias nee-chan” pensó antes de colarse por la puerta. Lanzo un último disparo al interior del edificio usando la vieja semiautomática que había encontrado y como respuesta recibió otros disparos que la puerta detuvo.
Se acomodó con un rápido gesto los lentes y sus ojos brillaron al ver una camioneta en la aceraba. Se coló rápidamente por la puerta trasera y el vehículo arranco de inmediato. Perdieron de vista el lugar con rapidez y luego de algunos kilómetros Sara suspiro y se dejó caer en la parte trasera.
En el asiento delantero un chico conducía concentrado. Tenía 16 años, aproximadamente, la misma edad que Sara, cabello negro y corto, ojos oscuros y una cicatriz que recorría su rostro desde el lagrimal hasta la mejilla.
A su lado estaba la gemela de Sara. Una chica menuda de cabello castaño claro y ojos grises. Ambas eran hibridas, unas orejas de gato de pelaje similar a sus cabellos salían de su cabeza y su cola de gato se retorcía a su espalda cuando volteo para mirar  a Sara.
-          ¿Cómo te fue? – pregunto interesada
-          Pues bien… - respondió Sara con desgana.
Entonces Sara rasgo su camiseta y miro la herida que había en su torso
-          ¡Rayos Sara! ¿¡Estas bien!? - grito Luna
-          Ustedes dos… - gruño Greg al volante – ustedes sí que son insoportables… aprendan a ser autónomas. Cuando lleguemos te curaras cualquier puta herida si? Para con el desnudismo.
Sara y Luna fulminaron a Greg con la mirada. Pese a estar en el mismo grupo, no se soportaban mutuamente… Ni Luna ni Sara soportaba a nadie que no fueran ellas mismas, por eso, vivían lo más aisladas posible, lejos de los demás. Aunque necesitaran a Greg.
La camioneta se alejó de la ciudad y entro a un bosque cercano. Era un bosque espeluznante, habitado solo por ladrones, demonios e híbridos. Siguió adentrándose más y más profundo hasta las mismas entrañas donde había una cueva.
Se bajaron del vehículo y Greg comenzó a caminar, adentrándose en la cueva que emergía desde la tierra, Luna se bajó a ayudar a su hermana que estaba perdiendo rápidamente sangre siguieron adentrándose por el túnel.
Finalmente llegaron a algo que no combinaba en lo más mínimo con las rusticas y sucias paredes de la cueva: una pared reforzada de hierro. Al costado había un gran panel con botones. Greg les presiono creando usa secuencia compleja y la puerta se abrió.
El chico y las hibridas entraron a la cede para dar su informe de lo ocurrido, y dormir un poco en sus cuartos.

Talentos

Dicen que todo mundo tiene un talento, o varios.
Se supone que siempre hay algo en lo que te destacas, algo que te hace importante o especial. Tocar el piano, tener voz de ángel, ser un campeón de videojuegos, un gran dibujante... poder nadar muy rápido o ser una estrella del fútbol. Siempre hay en que brillar.
Así pues, durante años busque el mio, mi talento. Y parecía no querer aparecer, era como si no existiera. Lo probé todo, pero en nada destacaba en realidad.
Hasta que me di cuenta de mi pasión por escribir historias... inventar un lugar, un tiempo, crear personajes que se harían mis amigos... mis enemigos. Crear un mundo a través de palabras... y creo que así nació mi talento.
Es muy egocentrismo de mi parte pero... así yo lo siento porque cada vez que alguien toma mi cuaderno de historias y comienza a leer, me siento orgullosa y feliz. Creo que cada vez que me dicen "gran historia" me inunda una felicidad que estoy segura, es igual a la gloria de un futbolista metiendo un gol.
Aunque aquellas veces en que alguien se sentía interesado por una historia mía eran muy pocas, entonces pensaba que mi talento era inútil... hasta hace poco, cuando lleve al instituto un cuaderno con una historia y todos mis amigos, aquellos que pese a que se que me quieren creía ignoraban mi talento, se mostraron interesados por mi historia, por mis historias.
Así fue como mi amiga Angela (que en realidad no es su nombre pero prefiero llamar a mis amigos por sus alias) me obligo a crear este blog, para mostrarle a quienes quiero, y hasta quizás a alguien mas, mi talento.
Ya no creo que ser una escritora sea inútil.